ANTECEDENTES
MALTRATO Y MOTIVACIÓN
La revisión de los aportes teóricos expresados y planteados en estudios anteriores, se llevado a cabo en cuatro campos que estructuraron este apartado: ambiente familiar, ambiente escolar e intervenciones.
Ambiente familiar.
Para algunos investigadores los problemas de conducta y rendimiento escolar del niño evidencian los conflictos de sus padres (Ruiz & Gallardo, 2002; Jadue, 2002). La modernización ha impactado en la estructura y función de las familias chilenas, afectando la socialización de los hijos y su educación (Jadue, 2003).
Ruiz y Gallardo (2002) observaron en su estudio que los hijos/as de familias negligentes manifestaban poca adaptación general en el aspecto psicológico, inferior rendimiento escolar y mayor distracción en el aula. También se señala que un niño o niña con abandono familiar le será más difícil manejar los traumas en la etapa adulta (Marty & Carvajal, 2005). Desde el punto de vista de los factores protectores de la familia asociados a una menor agresión del niño es importante destacar la organización familiar, la orientación a alcanzar metas, la tendencia a la religiosidad, y la cohesión familiar (Ayala et al., 2002).
Ambiente escolar
Maturana y Dávila (2006) expresan que la educación es fundamental "pero no en términos de aprendizaje de materias, sino en términos de convivencia". Para Maturana (2001) es primordial enseñar a un niño/a respetarse y aceptarse, sólo así aprenderá a respetar y aceptar a sus compañeros y vivir en armonía con su entorno. Los niños tienen que aprender a ser, aprender a hacer, aprender a aprender y aprender a convivir. En la escuela el niño aprende sobre la vida y aprende a convivir, siempre que este ambiente sea propicio para desarrollar estas capacidades.
Freiré (1997) señalaba que "si se respeta la naturaleza del ser humano, la enseñanza de los contenidos no puede darse alejada de la formación moral de los educandos" (p. 34). Este autor considera que si los profesores van guiando a los niños en la construcción de su conocimiento formarán seres humanos libres, justos y equitativos, para desenvolverse en la sociedad. Del mismo modo, si los profesores fomentan las buenas relaciones interpersonales, el trabajo en equipo, la amistad, entre otras, contribuyen al desarrollo de la empatia, de prácticas de aprendizaje cooperativo, incremento de la motivación escolar y la participación de los educandos en el proceso educativo (Guil & Mestre, 2004).
Intervenciones
"Cuando los niños presencian situaciones crónicas de violencia entre sus padres, los estudios comparativos muestran que estos niños presentan trastornos muy similares a los que caracterizan a quienes son víctimas de abuso. Respecto a lo que se refiere a las agresiones psíquicas o psicológicas, que están dirigidas a dañar la integridad emocional del niño comprenden todo tipo de manifestaciones verbales y gestuales, así como actitudes que los humillan y degradan pero esto no es lo más grave, pues las heridas del cuerpo duelen pero tienden a cicatrizar pero las heridas del alma –que no dejan evidencia física- tardan mucho más en sanar si es que sanan antes de que se le acumule otra herida más, estas generan sentimientos de desvalorización, baja estima e inseguridad personal, los cuales más tarde pueden manifestarse en violencia social”.
Los niños criados en hogares donde se los maltrata suelen mostrar desordenes postraumáticos y emocionales. Los niños que sufren violencia frecuentemente, ven disminuida su autoestima, su capacidad para relacionarse con los demás y su creatividad. Particularmente, los niños sufren, se vuelven tristes y agresivos, no pueden asumir responsabilidades dentro de la familia o en la escuela, dejan de asearse, estudiar y de ser respetuosos y se refugian en amistades que asumen conductas viciosas y reprobadas por la ley, como el alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia. Además, se van convirtiendo en los futuros agresores de sus hijos.
Los niños maltratados demostrado en varios estudios, (Appelbaum, 1977; Koski e Ingram, 1977; Fox, Long y Langlois, 1988; Gauthier, Messé y Aronoff, 1996), se caracteriza por un número de factores que impiden la capacidad del niño para aprender y comprender, por lo cual un ambiente familiar estresante, de padres maltratadores con características particulares, encierran además factores causales psicológicos muy importantes que a la vez repercuten en el aprendizaje escolar del niño.
Varios autores (Kempe y Kempe,1979; Osorio y nieto, 1981, Kaplan y Sadock, 1989) consideran que el comportamiento escolar problemático de los niños maltratados puede ser originado precisamente por los actos violentos y los niños que lo sufren carecen de una formación adecuada, de una educación basada en el afecto, que les permita desarrollar interés por el estudio. Este tipo de niños no encuentran ni estímulo ni reconocimiento para sus esfuerzos sólo conocen la indiferencia, la crítica y el desprecio, se sienten rechazados por sus padres y pueden proyectar este sentimiento hacia los profesores, por el mismo ambiente familiar que generalmente existe en sus hogares, tienden a evitarlos. Su estado emocional es de gran tensión y angustia, lo cual impide una conducta escolar positiva, además de que presentan problemas de estimulación son niños que no están preparados para el aprendizaje escolar. El entorno del niño maltratado se caracteriza por un mínimo de factores que impiden la capacidad del niño para aprender y comprender.


